Cuando escuchamos la palabra ‘alfalfa’ solemos
pensar en alimento para ganado. No obstante, en ella podemos encontrar grandes
beneficios, tantos que sería bueno incluirla cuanto antes en nuestro menú.
Para la mayoría, decir alfalfa lleva de inmediato a
pensar en “comida para vacas”. Sin embargo cada vez más personas descubren que
alberga mucho más. Después de todo ¿se ha puesto a pensar cómo es que dichos mamíferos
alcanzan un tamaño tan grande, y llegan a proveernos tanto a través de su leche
y su carne, si lo único que comen es “esa hierbita”?
La alfalfa es una leguminosa que pertenece a la
clasificación de los forrajes en el mundo agropecuario; ha sido cultivada desde
hace décadas en zonas de abundante agua y clima templado, y en efecto es
utilizada para alimentar ganado vacuno y equino en la generalidad de los países
de Occidente por sus características de alta nutrición.
No fue sino hasta hace algunos años que la
globalización obligó a los especialistas en alimentación a observar otros usos
de la alfalfa, principalmente en los países orientales, donde algunas culturas
descubrieron que los mismos nutrimentos que son aprovechados por el ganado
funcionan de igual manera, o incluso mejor, en los seres humanos. Hablamos de
elementos como la vitamina K, la B12, y la E, entre otros, además de poseer
propiedades como un alto contenido en la fibra y de proteínas, conjunto que la
vuelve un vegetal de gran utilidad.
SIMPLEMENTE MARAVILLOSA
La hoja de alfalfa se desarrolla gracias a un
ambiente húmedo y para crecer requiere de una considerable cantidad de agua.
Esto la dota de algunas particularidades usuales en las llamadas “verduras
verdes” (como la lechuga y el brócoli); la principal es el alto contenido de la
clorofila, sustancia que facilita la acción de la fotosíntesis y que en el
organismo humano se convierte en un suplemento de renovación y purificación
sanguínea. Así, la clorofila favorece el trabajo de algunos órganos
relacionados con el manejo y tránsito de la sangre: el corazón, el hígado, los
riñones e incluso la médula espinal. También es muy rica en hierro: tiene casi
el doble que el común de los vegetales.
Por otro lado su alto contenido en calcio y vitamina
K son importantes aliados para el correcto funcionamiento del cuerpo. Incluir
estas sustancias de manera habitual como parte de una dieta balanceada
fortalece los huesos y controla notablemente el colesterol.
A la vez, al regular el funcionamiento del hígado y
los riñones se beneficia en consecuencia el aparato urinario, por eso la
alfalfa es cada vez más aconsejada por especialistas alrededor del mundo a
manera de complemento en el tratamiento de padecimientos como piedras renales o
fallas en la vesícula biliar.
Este forraje contiene asimismo una importante
propiedad fibrosa, la cual ayuda de inmediato en la regulación de la flora
intestinal y el total del aparato gástrico y digestivo, convirtiéndolo en uno
de los auxiliares más recomendables para problemas como intestino perezoso,
gastritis, colitis y otros similares que surgen de la alimentación incorrecta o
el estrés.
Algunos estudios en diversos países han indicado
que a la par de sus bondades reconstructivas y reguladoras, la alfalfa es una importante
fuente de proteínas. Ciertos datos apuntan que cada porción de la planta puede
llegar a contener hasta un 30 por ciento de proteínas y aminoácidos esenciales;
cabe decir que tal es una de las principales razones por las que es utilizada
tan frecuentemente en el ganado, ya que brinda una gran masa muscular y
facilita la absorción de otros nutrientes.
Países como China han explorado los beneficios
estéticos de esta leguminosa. Así, se ha determinado que por su contenido en
vitamina E, puede favorecer el crecimiento y la salud del cabello, las uñas y
hasta la regeneración de la piel. Es por eso que en algunas tiendas de
productos naturistas se ofrece como una excelente alternativa para mejorar la
belleza y lozanía del cuerpo.
Los nutriólogos de todo el orbe valoran cada vez
más las características de la alfalfa. Las investigaciones de las que ha sido
objeto establecen que representa una opción fundamental en nuestra pirámide
alimenticia, pues a diferencia de otras fuentes de proteína y calcio como la
carne o los lácteos, no tiene grasas, conservadores, bacterias ni otros
elementos perjudiciales.
DEL ESTABLO A LA MESA
En general cualquier persona puede comer alfalfa de
manera regular sin que ello implique peligro alguno. Sólo quienes tengan una
infección severa, estén siguiendo un tratamiento médico o se encuentren
gestando, deben consultar a su doctor para confirmar que el forraje no les
resulte perjudicial.
El consumo humano de esta hierba todavía
es poco frecuente, pero ya empieza a desatarse un boom gracias a que se ha
venido incluyendo en muchos productos y alimentos chinos, tan en boga en
nuestros días.
Para la mayoría de la gente el sabor de la alfalfa
es agradable, puede comparársele con el brócoli; aunque como éste, a otros no
les parece tan grato. Las hojas tienen una textura pastosa, de ahí que haya
quienes prefieran ingerirla en germen, pues la encuentran más suave al paladar.
Aquí cabe subrayar que ambas variantes proveen los mismos nutrientes.
Cualquiera de las dos versiones puede comerse sola
o bien como ingrediente de sándwiches, sopas, cremas y ensaladas; la gran
ventaja de estas últimas es que si se combina con vegetales como la zanahoria,
el betabel y la alcachofa, se vuelve todavía más efectiva para combatir la
pérdida del cabello, el debilitamiento de los dientes y hasta la anemia.
Igualmente es común preparar las hojas en licuados, acompañadas de zanahoria o
de frutas como manzana o piña, con lo cual se mejora su sabor y aspecto ya que
la alfalfa licuada tiene una apariencia un tanto desagradable.
A pesar de toda la creatividad culinaria, hay
quienes prefieren consumirla en cápsulas (hechas a partir de la planta molida),
que se consiguen en centros naturistas y comercios diversos, incluso tiendas de
autoservicio.
La alfalfa ha llegado para quedarse en la
alimentación occidental y en definitiva no importa su presentación o el
platillo en que se sirva, sino el hecho de ser una atractiva herramienta para
mejorar nuestra salud.
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